Dotado con una inmensa diversidad geográfica y climática, México es un país con un potencial en la agricultura, un sector que ya está adaptando las nuevas tecnologías disponibles para mejorar distintos aspectos en torno a la producción, investigación y desarrollo tecnológico del cultivo de alimentos.
Tecnologías como el Internet de las Cosas (IoT), la Inteligencia Artificial (AI), el Big Data y el Blockchain han sido clave en el mejoramiento de este sector, pero también dispositivos como drones, robots o sensores, sin dejar de lado a la ciencia, que ha contribuido con conocimientos en nanotecnología y biotecnología.
Miguel Trejo, ingeniero agrónomo y emprendedor jalisciense, expone que mientras otras áreas de conocimiento el ser humano, como la medicina o la química, avanzan a buen ritmo, la agricultura mantienen un crecimiento modesto debido a la fragilidad del medio ambiente y otros obstáculos externos que frenan su progreso.
En el campo se está usando aún poco los avances tecnológicos y la infraestructura que hay para medir variables de la atmósfera del suelo, que son los factores abióticos que hacen posible la agricultura, no es suficiente.

Reactivar el campo
Para mejorar la productividad y conocimiento acerca de la agricultura una de las opciones es iniciar con una que denomina Agricultura Cognitiva. Trejo menciona que con esto se busca pasar de un modelo centrado a la producción de emergencia, a otro que trabaje bajo un esquema más planteado y regenerativo al mismo tiempo.
Esto implica un cambio de actitud entre todos los actores o adquirir conocimientos más profundos; no basta con que un agronómo hoy en día sepa de metabolismo vegetal, hay que aprender otras cosas más profundas. También hay que acelerar la parte de enseñanza-aprendizaje e involucrar a todos los actores.
El modelo que propone Trejo también le otorga un lugar especial a la planeación en los cultivos y al uso de información recolectada para mejorar la productividad, según las variables obtenidas con el uso de la tecnología. También se apuesta por el regeneramiento de los suelos usados, obtener productos saludables y conocer y prevenir siniestros.

Entre surcos de información
Los sensores utilizados para monitorear el campo recolectar miles de datos que pueden tener diferentes finalidades. Miguel Trejo detalla que gracias a la información capturada y procesada se pueden conocer cuáles pueden ser las mejores condiciones para la siembra o si el terreno cumple con las características biológicas adecuadas para los cultivos.
Aplicar modelos de prevención es algo que nos permiten las tecnologías emergentes. Con estos modelos de prevención que acumulando la información de determinado sitio puede señalar en qué estadio se encuentra alguna enfermedad y en ese momento combatirla para no esperar a que haga el daño a los cultivos.
El principio puede aplicarse a otros factores de la agricultura, como el agua y los riegos, o para conocer cuál es el momento ideal para el uso de fertilizantes.
E
El Estado de Jalisco tiene alrededor de ocho millones 013 mil 700 hectáreas, según datos del Gobierno estatal. De ese total, un millón 721 mil 153 son tierras agrícolas con potencial para el cultivo de alimentos y productos.
