¿Puede reconocer algún científico en su vecindario? ¿Cuántos científicos diría que conoce? La respuesta a estas preguntas pueden varíar de acuerdo a su ocupación seguramente, y podría ser el caso que nunca vea a uno de manera directa. Por otro lado, para quienes estamos en el ambiente científico, nuestra presencia nos es tan cotidiana que muchas veces no tenemos noción de nuestro lugar en la sociedad.
Hace poco me he llevado la sorpresa de que no sabía cuantos científicos hay en el mundo, ni cual porcentaje de la población representan. Una vez investigadas esas incógnitas caben las preguntas, ¿dónde estan esos científicos? ¿qué están haciendo? así como un controversial… ¿son suficientes?
Un poco sobre demografía de la ciencia
Si personalmente no conoce a algún científico, ello pareciera ser cuando menos una anomalía estadística, pues en ningún otro período histórico había sido tan importante la labor de científicos. De acuerdo a una estimación hecha por Eric Gastfriend, el 90 porciento de todos los científicos que han vivido, lo hacen actualmente (compárelo con que el 7 por ciento de todos los humanos viven hoy).
De acuerdo con datos de la UNESCO, hacía 2013 había alrededor de 7.8 millones de personas dedicadas tiempo completo a la investigación científica. Esto es, aproximadamente 1 de cada 1000 personas alrededor del mundo. Sin intentar profundizar en el debate de que es un científico (el cual puede ser material para una nueva columna), este número aumentaría al tomar en cuenta a profesionales de la ciencia que no se dedican a la investigación.
¿Cómo es el tamaño de este grupo comparado con otras profesiones? En el caso de Estados Unidos por ejemplo, existen alrededor de 2.7 millones de científicos, bastante cercanos a los 2.5 millones de artistas pero algo inferior a los 4.2 millones de ingenieros.
Este conjunto esta distribuido de manera bastante heterogénea en el globo, tanto en densidad como en volumen, existiendo países como Nigeria que apenas tiene 1 por cada 10,000 habitantes, México en puestos de media tabla con alrededor de 39, Estados Unidos llega a los 85, pero la lista es encabezada por países como Dinamarca, Finlandia e Israel, este último alcanzando la cifra de 140. Cabe hacer patente también, que entre China, Rusia y Estados Unidos acaparan cerca de la mitad de la población investigadora del mundo.

¿Cuestión de cantidad o calidad?
La clara concentración de científicos en esta era podría sugerir que nos encontramos en un momento de avances sin precedentes tanto en volumen como en velocidad. Algunas estadísitcas parecen respaldar esta postura, por ejemplo, el número de doctorados, patentes orotgadas y artículos publicados aumenta a ritmos exponenciales en las últimas décadas.

Uno puede sin embargo, poner en tela de juicio la calidad de la nueva producción. Considérese por ejemplo la llamada crisis de reproducibilidad de la ciencia. De acuerdo a una encuesta realizada por la revista Nature, el 70 por ciento de la muestra admitió no haber podido reproducir o verificar el contenido de un artículo científico. Como trasfondo para esto podemos encontrar las presiones modernas de la academia, donde los investigadores se ven obligados a publicar o perecer, proceso en el cuál puede haber un gran descuido en la calidad o hasta prácticas deshonestas.
Paralelamente es posible cuestionar la formación de los nuevos investigadores. En acuerdo con las autoras Maresi Nerad y Barbara Evans, existe una gran influencia política por parte de la unión Europea y la OCDE para aumentar el número de posgrados en áreas técnicas y científicas. No obstante, estas acciones pueden tener repercusiones contraproducentes.
La presión política muchas veces no significa un impulso al área sino una relajación de los estándares
Esto tampoco esta desligado al punto anterior, pues muchos investigadores experimentados no dedican tiempo a la docencia en pos de cumplir con sus apretados tiempos de publicación.
Apuntando en la dirección contraria, es también razonable argumentar que la ciencia difícilmente se puede seguir trabajando como en antaño. Atrás quedaron los tiempos donde Einstein podía cambiar nuestra percepción del universo desde su escritorio y Arthur Eddington lo verificaba haciendo mediciones en media de la jungla (véase Relatividad General II: Aplicaciones). En su lugar, ahora los grandes descubrimientos parecen requerir de multitudinales experimentos como el LHC o el LIGO, con colaboración de miles de personas alrededos del mundo y manejo de grandes redes de de información.

Bien podria verse lo anterior como una consecuencia natural del devenir histórico de la ciencia, donde al profundizar resulta más y más complicado avanzar, pero también es producto de la excesiva dependencia tecnológica, la sobreinstitucionalización de la ciencia y sus derivados, como la falta o supresión de la creatividad.
¿Suficientes para qué?
Regresando al cuestionamiento de si hay suficientes científicos, podemos intentar contestar desde el punto de vista prágmatico. Si bien el número de egresados de las escuelas de ciencia aumenta rápidamente, esto no se ve igual con el número de puestos académicos que se abren en las universidades. Una búsqueda rápida en el sitio Science Careers dará el irrisorio resultado de 267 ofertas. La tasa de desempleo en los Estados Unidos para científicos e ingenieros va en aumento, alcanzando alrededor del 5.5 por ciento (aún por debajo de la media para el resto de las profesiones del 9.7). Como es común en otras áreas, la preocupación de los países por reforzar sus áreas de investigación y desarrollo ha llevado a una exaltación que ha terminado por sobrepoblar el campo.
Intentando aludir al escenario más idealista en el que se les puede ofrecer empleo a la mayoría de los científicos, la cuestión recae luego en ¿para qué los quieres? Este tema es discutido con más profundidad en la columna Ciencia, ¿para qué?, de la cual comparto algunas impresiones. En el caso concreto de México es común la insistencia para aumentar el número de investigadores. En principio, la propuesta puede ser atractiva al notar que estamos bastante abajo de otros países desarrollados y al reconocer el crecimiento y beneficio que obtuvieron Israel o Finlandia al apostar por esta área. Más allá de preocuparnos por el volumen de investigadores es fundamental que una vez formados estén respaldados por una planeación prudente, que los pueda coordinar para aprovechar sus talentos.

Quisiera finalizar haciendo el apunte de que aumentar el número de científicos no es la única vía para que la ciencia alcance su impacto y labor social. Existen tareas paralelas igual de importantes, como la inclusión de estas voces en la toma de decisiones y la permeación del pensamiento crítico, inventivo y reflexivo en la población en general.
hablando del 7.8 millones de científicos, podrían desglosar que porcentaje de científicos, de ese total mencionado, tiene cada rama de la ciencia?, me interesa el porcentaje de la rama ambiental.
Gracias!
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