La admiración sentida hacia los grandes científicos generalmente está ligada directamente al tamaño de sus logros; este asociación es tal que muchas veces solemos conocer el nombre del científico X únicamente por el trabajo que le condujo al estrellato y no tanto por su persona. A veces es complicado imaginar cuán grandes fueron las dificultades sorteadas por éste y cuán parecidas son a las adversidades enfrentadas por nosotros, así como sus experiencias al formarse. De esta dificultad surgen frecuentemente sentimientos de incompetencia y cierto rezago con respecto a los logros ajenos. De ahí la importancia de identificar nuestros fallos y limitaciones en los de otros, para así, de algún modo, ver que no navegamos solos.
Mi perspectiva respecto a la experiencia de Estudiar Ciencias queda resumida en las siguientes líneas:
Al futuro científico, a la futura científica…
Estudiar ciencias es la vía por la cual el estudiante lleva de la mano al niño curioso, habitante de su interior, ante el portal del sitio donde yacen las respuestas a todas esas preguntas hechas por el infante en su pueril inocencia; es el camino donde el estudiante adquiere el conocimiento, con el cual y por su cuenta, podrá aprehender las respuestas a dichas interrogantes, mientras llena de asombro a su acompañante al narrar las ansiadas conclusiones como las historias que, con todo el romanticismo existente en sus injusticias y alegrías, progresos y ofuscamientos, han sido escritas por las mentes más brillantes.
Estudiar ciencias es donde el estudiante se ve envuelto en la interminable brega librada entre la fascinación por lo aprendido y la desilusión debida a lo incomprendido, cuya raíz compartida es su inmarcesible curiosidad; involucra al estudiante, diminuto, en asuntos del mundo de los gigantes sin más que su tenacidad y voluntad, tanto para aprender como para integrarse a él algún día.
Estudiar ciencias es andar lento, precavido, atento y paciente, como en la cacería que esto supone, mientras se sortean los incontables obstáculos dejados ahí a propósito con el fin de descalificar a los menos aguerridos.
Estudiar ciencias es hacerse preguntas incómodas y aceptar sus respuestas, aun si van en contra de toda creencia personal o social. Significa no languidecer ante la presión e incompatibilidad con tradiciones arraigadas, las cuales no incluyen en su dominio siquiera pensar en transgredir los límites de la propia percepción sensorial haciendo uso de la razón, ni mucho menos abandonar la sosedad de una estéril imaginación y ociosa indagación -porque de fantasías e investigaciones surgen ideas y profundas cavilaciones-, cuando, escépticas, cuestionan desde su seno cualquier tentativa de escape de la cueva donde se habita.
Estudiar ciencias es prepararse para la rebelión contra el mundo en donde se puede ser cualquier cosa menos libre de las ataduras intelectuales, físicas y sistémicas que existen en el presente y a las cuales todos nos encontramos sujetos, aun cuando todo trabajo se dedicará al progreso y con el firme propósito de desatar cada vez más esos nudos.
Estudiar ciencias es habituarse a sufrir el fracaso y a vivir sólo por los contados momentos de éxito que cada cual posee virtualmente. Es hacerse de un mapa de conocimientos cambiantes y escurridizos a partir de rémoras pasadas, con la ingenua pretensión de evitar futuras.
Estudiar ciencias es una carrera interminable hacia una serie de metas delebles y sustituibles por otras con la misma propiedad, en la cual haber rebasado los límites establecidos por la última, ahora con prioridad sobrepuesta a la prioridad de la anterior, suma experiencia y fortaleza al corredor.
Estudiar ciencias es asombrarse con la complejidad habida en la nimiedad, implantada en el común por intereses banales, de los seres y objetos circundantes así como por las leyes embrolladas que les rigen y determinan sus estructuras y comportamientos.
Ingresar profundamente en el estudio de lo ya conocido y dirigirse a las puertas de lo todavía desconocido presupone implícitamente salir de uno mismo sin abandonar los propios anhelos. En otras palabras, estudiar ciencias es comenzar a apreciarse y comprenderse desde fuera de sí, a niveles microscópicos o macroscópicos, reales o abstractos, viéndose como parte de un Todo y a través de los ojos de todos aquellos personajes que alguna vez sintieron esa misma hambre de saber y afán de contribuir.
Estudiar Ciencias inevitablemente se vuelve muy complicado, pero no miento si afirmo: siempre te mantendrá maravillado, pues no para de mostrar, en toda su práctica, la más pura esencia de ser humano.