En México la cuarentena se decretó el 20 de marzo y desde entonces toda persona debía acatar las medidas de sana distancia. A partir del 1 de junio (se supone) se adoptaron las estrategias de salubridad de la “nueva normalidad” y es hora que no salimos de esta. ¿Cómo es posible que a más de 100 días del inicio de la cuarentena sigamos en casa? Y es que entre las teorías conspirativas, la falta de comprensión de la población a los comunicados y la prensa amarillista, a estas alturas todavía no tenemos clara la razón por la que seguimos sin poder disfrutar de la «vida normal». Existen muchas variables que podríamos considerar como explicación, la falta de “disciplina social”, por ejemplo, es una de las más utilizadas para justificar nuestro estado, pero hablar de disciplina nos lleva por caminos que (la verdad) son mucho más truculentos que esperanzadores (si no me creen, pregúntenle a Michel Foucault). En fin, en medio de las disciplinas y la vida en «la nueva normalidad» (término que también podríamos poner en discusión), el subsecretario de salud de este país, Hugo López-Gatell, señalaba en días anteriores que habría una posible tregua con el SARS-CoV 2 en el mes de octubre, pero en nuevas declaraciones asegura que se espera que más bien, aprendamos a vivir en pandemia, con el virus «en el aire», durante los próximos 2 o 3 años. Así lo declara también la Organización Mundial de la Salud, que prevé la etapa más difícil no solo de la enfermedad, sino de la crisis, al considerar la poca unidad entre países y la falta de comprensión entre comunidades como algunos de los puntos de fractura en los sistemas económicos y sociales.
Con todos estos estigmas, es muy complicado verle fin a la situación actual, sobretodo, si como sociedad no somos capaces de establecer vínculos humanos de empatía y solidaridad. Cómo los construimos, se preguntarán ustedes, esta es la respuesta: sigamos las medidas de seguridad propuestas por el sector salud, lavemos nuestras manos, utilicemos cubrebocas en lugares públicos, desinfectemos nuestros utensilios y espacios de trabajo, seamos cuidadosos con las cosas que tocamos, evitemos fiestas y reuniones, igual que visitar a nuestros familiares que se podrían encontrar en grupos de riesgo (adultos mayores, personas embarazadas, etc.), es decir, integremos a nuestra vida, todas aquellas acciones que nos hagan bien y lo hagan, de igual forma, a los demás. Por si no había quedado claro, no hay aun, una fecha clara para que regresemos a la vida que teníamos antes del 20 de marzo del 2020, incluso puede ser que nunca la tengamos, pero esa no es razón para perder la esperanza de tener una vida plena y feliz. Crear espacios seguros para nuestro sano esparcimiento es nuestra responsabilidad como colectivo; de nosotros depende aprender a vivir en las nuevas condiciones que nos presenta la realidad en la que vivimos y de nosotros depende, también, ver la mejor cara del nuevo mundo que se avecina.

Disclaimer:
Este artículo de opinión, fue escrito a principios de julio. A pesar de que en ese mes la curva epidemiológica tuvo una desaceleración en algunos estados y de que en distintas ciudades del país se ha reanudado una buena parte de las actividades cotidianas, la recomendación de las autoridades sanitarias mexicanas sigue siendo la misma: evitar reuniones, fiestas o aglomeraciones; evitar el contacto con población de riesgo; tomar con seriedad las medidas de higiene que garanticen la sanidad de nuestros espacio, etc.
Bibliografía
https://www.eluniversal.om.mx/nacion/sociedad/coronavirus-29-de-junio-mexico-llega-los-220-mil-contagios-y-27-mil-decesos-por
https://www.who.int/es/emergencies/diseases/novel-coronavirus-2019?gclid=CjwKCAjwsan5BRAOEiwALzomXxv6inSewgEzxOvpOuFPE_OrpGuomIrhqknbHWa04YbXCYBIlmkiLRoC0KgQAvD_BwE