La partida de un ser querido es una de las cosas más difíciles que nos toca experimentar alguna vez. Unos se van con la calma de que hicieron todo lo que debían de hacer. Sin embargo, otros no corren con esa suerte y pasan sus momentos finales en situaciones poco favorables. Algunas de ellas, para todavía mayor mala suerte, provocadas por médicos que neciamente rehúsan dejar las cosas como están, a pesar de que no se puede hacer nada más.

El dr. Gustavo Carrión Olivera, es médico geriátrico. Y fue el conferencista que habló acerca de la obstinación terapéutica en la etapa final de la vida dentro del marco de la celebración de Talent Land 2020.
A grandes rasgos, la transmisión de esta plática sirvió para poner en la mesa algunas de las reflexiones que Carrión Olivera hace sobre lo que es la obstinación terapéutica:
«… la práctica que hace el profesional empecinado en mantener ciertas funciones en los momentos finales de la vida de un paciente».
Dr. Gustavo Carrión Olivera
Carrión enfatizó que la obstinación terapéutica no es una cosa que se planeé para poner en terribles situaciones a pacientes que están vislumbrando, de una manera u otra, el final de sus días. Las circunstancias que llevan a los médicos a experimentarla pueden ser varias, como el miedo al fracaso o a la muerte, intentar mantener con vida al enfermo o ir en contra de la voluntad del paciente tan sólo para salvarle.
Pero en ocasiones, el panorama de situaciones puede obedecer a incertidumbre, el dejar de lado los sentimientos del paciente o sus familias, o tan sencillo como el cometer errores médicos.
Sin embargo, Carrión da puntos importantes para la prevención de ello, como identificar situaciones que incurran en el sufrimiento del paciente, o dar esperanza aún sabiendo que no hay nada que no se puede hacer si el enfermo no puede salir delante.
Hacia el final de nuestros días, buscamos poder irnos tranquilamente. Queremos que esos días sean de la paz mayor. Eso es lo que tienen en común todos los hombres. La asistencia médica puede aligerar el peso de la partida. La obstinación terapéutica no es el mejor de los casos para ello, pero mientras podamos irnos con la mayor paz posible, podremos recibir a la muerte como a una vieja amiga.