O dicho de otra forma: ¿Los marcianos llegaron ya? Y ¿Llegaron bailando ricachá? La respuesta es sencilla: No hay evidencia de tal cosa. Además, resulta muy improbable (por no decir poco creíble). Para hablar del porqué y de otros temas interesantes observe la siguiente imagen:

¿Qué es lo que ve? ¿Hojas secas sobre el cofre de un automóvil? Pues si, eso es, pero hay otra forma de llamarlo: Restos biológicos no humanos sobre un vehículo terrestre identificable. Con esto ejemplifico como podemos transformar cualquier cosa común en algo sumamente rimbombante a través de una precisa selección de palabras.
Esto de restos biológicos no humanos fueron las palabras pronunciadas bajo juramento ante una audiencia de la cámara de representantes del congreso estadounidense el pasado 26 de julio en Washington D.C. Presuntamente, lo llamativo de las palabras es debido a que el testigo: David Grusch, oficial de la fuerza aérea y ex agente de inteligencia, no podía revelar toda la información.

La razón de esta audiencia puede ser bastante coherente. El que haya objetos no identificados sobrevolando un territorio es una cuestión de seguridad relevante para ese territorio. Si hay información de este tipo, distintas dependencias del gobierno tendrán la intención de estar al tanto. Sin embargo, que estos objetos sean de origen extraterrestre resulta muy sacado de la manga.
La posibilidad de otros mundos
La búsqueda de vida fuera de nuestro planeta es un tema científico muy apasionante y serio. En el universo hay una cantidad inimaginable de estrellas, muchas de estas son soles como el nuestro y podrían dar calor a distintas formas de vida, tal como lo imaginó Giordano Bruno a finales del siglo XVI.

Si usted cree que hay vida extraterrestre simplemente por la bastedad del cosmos, su razonamiento es más que sensato. La formación de vida parece muy probable si se dan las condiciones necesarias (véase: ¿Cómo crear casi-vida?). No obstante, si hablamos de vida inteligente, y más aún, civilizaciones avanzadas capaces de viajar a través de la galaxia (ya no digamos a otras galaxias) la probabilidad disminuye bastante.
Nuestra civilización es muy joven en este longevo planeta. La Tierra lleva más de cuatro mil quinientos millones de años existiendo, y nuestra especie (Homo Sapiens) se originó a lo mucho hace trescientos quince mil años. Para digerir mejor esta escala de tiempo usemos el denominado Calendario Cósmico, presentado en la serie Cosmos: A space odyssey, que comprime la historia del universo (13,800 millones de años) en un solo año.

El primero de enero sucede el Big Bang. El 15 de marzo se forma La Vía Lactea. El 14 de septiembre nace el planeta Tierra y para el 21 ya aparecen los primeros microorganismos. La vida microscópica unicelular domina nuestro planeta hasta el 5 de diciembre, cuando aparecen los primeros organismos pluricelulares. Estos abren un nuevo escalón de complejidad para la vida terrestre, pues permite la evolución hasta organismos como nosotros.
Tan solo pensemos en el montón de sucesos claves que permitieron nuestra existencia. La aparición de células eucariotas, capaces de manejar mucha energía y por ello hacer posible a los animales (véase: endosimbiosis seriada). La extinción de los dinosaurios que permitió el éxito de los mamíferos. El cambio climático que secó los arboles y obligo a los primates a caminar por el suelo hasta la aparición de los primeros homínidos.
La lucha por la supervivencia: conseguir comida, evitar ser comidos y trabajar en grupo, aunado al mecanismo de la evolución fue lo que nos originó. Y como puede imaginarse no fue un viaje sencillo. Todo esto para decir que si hay vida en el océano de un planeta lejano lo más probable es que se trate de organismos tan complejos como las levaduras que fermentan el vino.
¿Cuál sería el motivo del viaje interestelar de los alienígenas?

Volviendo al tema de la audiencia. La idea de que los alienígenas viajaron millones de kilómetros para venirse a estrellar contra la Tierra resulta chistosa. Que hayan visitado la Tierra en el pasado para ayudar a construir nuestras pirámides esta para caerse de la risa, ya ni hablar de la ocurrencia de que están cautivos en el Área 51.
Solo es cuestión de pensar un poco, no subestime la capacidad del razonamiento para llegar a conclusiones valiosas como lo hacían los grandes filósofos de antaño. Puede ser difícil imaginar las intenciones de vida distinta a la nuestra, pero podemos tomarnos como referencia. Nuestro sol tendrá un final y como seres vivos tenemos el objetivo de seguir viviendo.
Entonces, el avance de nuestra civilización debe estar encaminado a conquistar otros mundos, a la búsqueda de un planeta similar al nuestro. Tiene mucho sentido ¿O no? Por esta razón, la llegada de alienígenas debería ser contundente. ¿Qué negocio tienen los extraterrestres haciendo piruetas en el cielo? Tal parece que llamar la atención de unos cuantos incautos de manos temblorosas.
Finalmente, es necesario concluir con el bello aforismo mencionado en el programa Cosmos de 1980:
Afirmaciones extraordinarias requieren evidencia extraordinaria
-Carl Sagan
[Crédito de la imagen del artículo: Los Marcianos Soundtrack Video # 11 de Morfo]
