Hallo Leute:
Estamos en festividades nacionales importantes (al menos en México), en donde recordamos a todas las personas que han participado en la construcción del país.

Entremos en contexto: la Revolución Mexicana ha sido la última gran guerra civil que ha tenido el país, que inició formalmente el 20 de noviembre de 1910 con la proclamación del Plan de San Luis por parte de Francisco I. Madero para derrocar al entonces presidente Porfirio Díaz Morín. Y oficialmente se considera que terminó antes de que culminara la segunda década del siglo XX, ya que las luchas siguieron durante bastante más tiempo. Ésta época dio como resultado muchas cosas; como ejemplo está la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos que fue escrita en el año 1917, la cual actualmente sigue en vigor.
Pero, ¿qué tecnologías estaban vigentes dentro de esta lucha armada? Enlistamos algunas de ellas:
Ferrocarril
El invento atribuido a Richard Trevithick llegó a México durante la primera mitad del siglo XIX. La primera línea ferroviaria se comenzó a construir en 1837 durante el gobierno de Anastasio Bustamante. Por la reciente independencia del país, y por los diversos tumultos que hubo durante esa temporada de tiempo, el sistema ferroviario no lograba avanzar.

Durante el porfiriato, por medio de diversas concesiones a diversas empresas, se ampliaron las vías ferroviarias, convirtiéndose en el medio principal para el transporte de mercancías, noticias y personas a través del país.
¡Y no se diga durante la lucha armada! El ferrocarril fue clave para la estrategia militar de todos los bandos que estuvieron involucrados, desde el ejército de Díaz hasta el de Victoriano Huerta, pasando Francisco Villa y Emiliano Zapata. Este medio de transporte fue utilizado para transportar suministros, gente y hasta información relevante.
Durante el año de 1912 se construyó la primera locomotora de manufactura nacional, la 40, en Aguascalientes a cargo de Tirso Oreñana, Evaristo Martínez, Lorenzo Rodríguez y Silvestre G. Trujano. Para realizarla se basaron en los diseños de las locomotoras 37, 38 y 39 de la clase B-13 de la Baldwin Works Company. Pesaba casi 65 toneladas y su capacidad de arrastre alcanzaba 53 vagones.
Incluso, el ingenio de usar el terreno para ganar la guerra los hacía intervenir las vías de comunicación, como el volar los rieles del tren para así impedir que el contrincante lograra su objetivo.
Armas

Como en cualquier evento de esta naturaleza, las armas fueron un recurso indispensable para poder obtener una posición privilegiada sobre los otros contrincantes. En esa época era difícil conseguirlas. Incluso, por parte de Woodrow Wilson, en ese entonces presidente de los Estados Unidos, se oponía a que se les vendiera a cualquier bando.
Aún así, los combatientes mexicanos lograban adquirirlas. Entre los personajes que ayudaron a adquirirlas se encuentra el alemán Felix A. Sommerfeld, quien también fungió como espía.
Entre las armas de fuego utilizadas se encuentran el fusil y la carabina mauser, el fusil Springfield, el fusil Winchester (conocida como carabina 30-30), además de diversas ametralladoras y cañones.

El general Manuel Mondragón, quien sirvió a los ejércitos porfirista y huertista, además de ser un destacado militar, director del Departamento de Artillería y Secretario de Guerra y Marina, fue un excelente diseñador de armamento. Su trabajo más conocido fue el rifle autocargable mondragón, la cual fue patentada en 1887. Esta mejora del sistema Mauser permitía realizar hasta 60 tiros por minuto. Esta arma fue la precursora de la ametralladora. El ejército mexicano fue pionero en incorporar este tipo de armas dentro de su arsenal. Armas con este tipo de diseño también serían utilizadas dentro de las dos guerras mundiales.

También perfeccionó un fusil de repetición y un cañón de 75 mm (Saint Chamond-Mondragón). Ambos llevan su apellido.
Además, este militar escribió varios manuales sobre los instrumentos de tiro que se utilizaban en esta época.
Cine
La invención de los hermanos Lumiere llegó a México alrededor de 1896, durante el gobierno de Porfirio Díaz Morín en su intento de “afrancesar” el país, siendo el primero en contar con este artefacto en el continente. Ésta llegó a manos de Claude Ferdinand Bon Bernand y Gabriel Veyre. Las primeras proyecciones que se presentaban al público eran estampas de la vida diaria, como duelos, coronaciones y jornadas laborales, donde la gente se sorprendía de lo realista que eran las filmaciones para su época.
De hecho, la primera “película” mexicana fue donde Porfirio Díaz paseaba en caballo por el bosque de Chapultepec.
Todas las películas llegaban a todos los estratos sociales. ¡Claro!, con diferencia de tiempo, dependiendo del tipo de categoría de cine.
El cine fue un medio de propaganda muy eficaz durante la Revolución Mexicana. Por medio de cortos se contaban los sucesos más importantes del país, como los ocurridos durante la Decena Trágica, y se ensalzaban a los guerrilleros que se encontraban en el campo de batalla. Incluso, muchos dirigentes tenían a su propio director para capturar las escenas más importantes de sus campañas militares, así como de su vida cotidiana.
El grabar este evento fue referente para el cine documental, comenzando a filmarse las futuras guerras, como viene siendo la gran guerra. Entre sus pioneros se encuentran Salvador Toscano, Enrique Rosas y los hermanos Alva.
También en menor escala, pero no menos importante, se realizaban las primeras filmaciones para entretenimiento, donde se destacan como productores Mimí Derba, Joaquín Coss y Germán Camus.
Fotografía y comunicación

Con orígenes aún no completamente claros (aunque patentado por Louis Jacques Daguerre), la fotografía es un invento que es imprescindible en nuestra vida diaria. Y también lo fue durante la Revolución.
Llegó a México a pocos meses de su presentación, en 1839, expandiéndose rápidamente por todo el país. Aunque el retrato era lo más usual, también se capturaban imágenes de paisajes, ruinas prehispánicas, vida cotidiana y algunos hechos militares. Uno de los usos que se le dió fue como recurso publicitario durante el breve reinado de Maximiliano de Habsburgo. Durante el porfiriato también se utilizó para documentar eventos importantes (como los festejos por el centenario de la Independencia de México), como recurso para la documentación (como el inventario de templos y monumentos en propiedad de la nación a finales del siglo XIX) y como apoyo para el seguimiento de proyectos.
Con la aparición de las tarjetas de visita (cartes de visite) se comenzó una afición de coleccionar registros fotográficos, creándose álbumes de diversos temas. También se creó una especie de tradición entre las familias, sobre todo, de clase media. Ésto pudo dar como resultado la documentación de los eventos más importantes durante el periodo revolucionario. Así también, reflejaban los rostros y lugares que sufrieron las consecuencias de los eventos.
Entre los equipos utilizados estaban los daguerrotipos con láminas de plaqué o negativos de cristal, ambrotipo y ferrotipo. También llegaron a utilizar cámaras tipo Graflex fabricadas por Former & Schwing.
El material que tuvo mayor éxito fue el colodión húmedo, pues permitió reproducir en serie una imagen.

Entre los archivos más importantes están los creados por los hermanos Casasola y Kingo Nonaka. Otros fotógrafos fueron Gerónimo Hernández, Ezequiel Álvarez Tostado, Manuel Ramos, Ezequiel Carrasco, Antonio Garduño y Guillermo Kahlo.

Relacionado con la fotografía estuvo la prensa, desarrollándose junto con ésta el fotoperiodismo, donde los fotógrafos arriesgaban su vida en busca de capturar las mejores imágenes e informar al pueblo que, en el periodo pasado, se veía sumida en la desinformación. Aún así, el analfabetismo era amplio, y el periódico no se distribuía fácilmente dentro del territorio nacional.
El periodismo en ese entonces no era una profesión formalizada, sino que estaba ejercido por entusiastas con vocación de escritor que necesitaban difundir sus ideas, informar a la gente de lo que estaba pasando, y denunciar las injusticias que el gobierno porfirista ejercía (a pesar de la represión que sufrían); aunque también existían los medios que estaban a favor del régimen.
Entre los periódicos que más influyeron dentro del movimiento revolucionario fue Regeneración, dirigido por los hermanos Enrique y Ricardo Flores Magón, publicado en 1900.
También se encontraba El hijo de el Ahuizote, en donde también colaboró María Andrea Villarreal González y José Guadalupe Posada. Este periódico se valía de publicaciones y caricaturas satíricas.
Dentro del ámbito de la prensa, influyó también la entrevista de James Creelman, redactor del Pearson’s Magazine, a Porfirio Díaz. Esto despertó el interés de la población en participar más activamente dentro de la política. Entre ellos estuvo Fracisco I. Madero (de quien sabemos lo que le pasó después).
También el telégrafo contribuyó con la revolución, ya que por este medio se enviaba la información necesaria para crear estrategias de batalla, o al ser destruidas las líneas de comunicación para evitar que los enemigos obtuviesen la información necesaria para sus movimientos. Incluso durante el porfiriato, la inmediatez con la que proporcionaba la información le permitía al presidente controlar y sofocar las situaciones que se daban dando.
Aviación
También durante la Revolución se utilizaron aviones, por ejemplo dos aviones Moisant-Bleriot que fueron usados para reconocimiento en 1912 durante la campaña de Bachimba. Dentro de ese mismo año se da por decreto la ampliación del ejército e incorporar la fuerza aérea dentro de las filas, formando a sus primeros pilotos.
Incluso Huerta vio grandes posibilidades con la aviación, quien mandó realizar un simulacro de bombardeo en los campos de Balbuena.
El primer combate aéreo dentro del territorio nacional se dio en Guaymas, Sonora, el 30 de mayo de 1913, enfrentándose carrancistas y huertistas. Aquí se destaca el avión adquirido por Ignacio L. Pesqueira y Álvaro Obregón llamado Sonora, que era un modelo G.L. Martin Pusher.
Desde pequeños bombardeos hasta en la búsqueda de Pancho Villa, aunque parezca breve, el avión también tuvo una importante participación en esta lucha.
Este artículo no pretende relatar la historia de la Revolución, sino señalar los adelantos científicos que se utilizaron en una época que nos pudiese parecer distante, pero que en realidad fue contemporánea a la Primera Guerra Mundial.
Aún cuando se encontraba el país dentro de una situación un tanto delicada, el desarrollo de la ciencia en México se fue dando, aunque a marchas forzadas. No podemos negar que parte de este desarrollo fue apoyado por el régimen de Porfirio Díaz, quien abiertamente buscaba aplicarlo en cada aspecto de su gobierno. Aún así, olvidando el bienestar y los derechos humanos de la mayoría de la población.
No podemos hablar de la revolución sin dejar de hablar del porfiriato o de la reconstrucción del país, ya que están fuertemente ligados y nuestra sociedad actual, y nuestra constante búsqueda de identidad se originan de este movimiento.
Y gracias, sobre todo, a la fotografía y al ferrocarril, podemos crear una imagen casi épica de la Revolución, misma que ha dado rienda suelta a la imaginación del mexicano.