La ciencia no conoce ningún país, porque el conocimiento pertenece a la humanidad, y es la antorcha que ilumina el mundo.
Louis Pasteur
Es bien sabido que para consultar artículos científicos (ya sea para tareas escolares, para tesis de licenciatura o de posgrado) en muchos casos se debe pagar una suscripción para ingresar a la información completa de los contenidos publicados en Elsevier, Springer y Nature, por mencionar algunos. Más allá de la indiscutida importancia que tienen en el ámbito académico, a estas empresas se les acusa de privatizar el acceso al conocimiento, que debería ser libre y gratuito.
El día 5 de septiembre de 2011 aparece en escena Alexandra Elbakyan, creadora de Sci-Hub. Con el eslogan … to remove all barriers in the way of science, este repositorio actualmente brinda acceso gratuito a más de 62 millones de documentos científicos.

La existencia de este sitio web ha creado polémica. Muchos perciben a Alexandra como una heroína, mientras que los grupos editoriales la ven como una ladrona, por cuyo delito merece ser sancionada por las autoridades. Anteriormente se habló sobre las bondades del sitio, pero en esta ocasión me gustaría retomar el tema enfocándome en Alexandra y sus motivaciones.
Elbakyan begins
Acérrima seguidora del comunismo (aplicado a la ciencia) y una ferviente creyente en tópicos de new age y hermetismo, estos fueron los principiantes detonantes para llevar sus ideales al siguiente nivel.
De acuerdo con la resumida biografía en su sitio (muy interesante, por cierto), Alexandra nació el 6 de noviembre de 1988 en Almaty, Kazajistán. Se graduó de la secundaria con una especialidad en matemáticas y desde los 12 años ya se dedicaba a la programación.
Creó páginas web en formatos HTML y era capaz de escribir en lenguajes de programación como PHP (Hypertext Preprocessor, mismo que en el futuro usaría para crear Sci-Hub). Además, se menciona que pirateó algunas páginas web.
Gracias a su pericia, a los 16 años de edad fue capaz de detectar un bug en la página del Instituto Tecnológico de Massachussets (MIT CogNet) y pudo hacerse con la colección de una librería electrónica de neurociencias y cognición sin tener una suscripción, siendo esta necesaria para acceder al contenido.
Cerebros, máquinas y rock & roll
Después de haber finalizado la educación básica, ingresó a la Universidad Satbayeb en el Instituto de Tecnologías de la Información. En su tercer año de carrera universitaria ya era una ávida lectora de noticias de ciencia y blogs en inglés: Estaba sumamente interesada en las neurociencias y en cómo podían utilizarse las interfases cerebro-máquina.
A lo largo de esta etapa empezó a preguntarse si algún día el cerebro humano podría conectarse a una amplia red neural que le permitiera experimentar, por ejemplo, el vuelo de un ave con un clic. De esta manera, los límites ya no estarían en nuestra mente.

Buscando la respuesta a esta pregunta, dedicó su tesis a ese tema. Después de graduarse intentó buscar un doctorado en diversas universidades de Estados Unidos que se dedicaban a esa investigación, pero no hubo mucho éxito porque las ofertas académicas no eran de su total agrado. Sin embargo, en ese tiempo dio una conferencia sobre la filosofía de la conciencia en Arizona y otra sobre transhumanismo en Harvard.
No fue hasta el año 2011 que desarrolló la primera versión de Sci-Hub, una página dedicada a resolver los conflictos de comunicación en la ciencia. En ese entonces Elbakyan ya se había restablecido en Kazajistán y se dedicaba a ser programadora independiente, con mucha experiencia de por medio.
El resto es historia. Cuán leyenda ha llegado a ser su plataforma que la noticia de su existencia se transmite de persona a persona y empezó a cobrar una inmensa popularidad entre los investigadores como una alternativa que les garantiza el acceso a toda la información necesaria para sus trabajos.

Y todo cambió cuando el señor del fuego Elsevier atacó
Después de lo relatado, podría dar la impresión de que todo es miel sobre hojuelas. Pero a la par de que la página web se daba a conocer en la comunidad científica, la gigante holandesa Elsevier interpuso una demanda por violación a los derechos de autor, misma que presentó ante una corte en Nueva York. La corte le dio la razón a la editorial, por lo que Sci-Hub y otros sitios similares como Libgen y Bookfi se vieron afectados. En el caso de Sci-Hub, se borró el dominio de la página y la sanción monetaria asciende a los 15 millones de dólares.
Esta desgracia no detuvo a Alexandra, quien decidió cambiar de dominio la página y se mudó a Rusia, donde está a salvo de ser extraditada por los estadounidenses. Aunque pareciera que todo se desmorona, este desenlace solo es una prueba más de que las grandes acciones conllevan grandes sacrificios.
En la segunda parte de este artículo les haré un tutorial sobre el uso de Sci-Hub para que esta herramienta siga llegando a más personas.
Un comentario en “Alexandra Elbakyan parte 1: el camino de la heroína”