Quizás el nombre Dian Fossey no te diga mucho, sin embargo, Fossey fue una de las científicas que más contribuyó no solo a la conservación de una emblemática especie en peligro, sino a comprender la evolución del ser humano. A continuación, te hablaremos sobre la vida y los logros de esta extraordinaria primatóloga, ¡acompáñanos!
Dian Fossey nació el 16 de enero de 1932 en San Francisco, California. De pequeña mostró gran interés por la naturaleza y los animales. En 1954 se graduó en terapia ocupacional en la Universidad de San José y comenzó a trabajar en un hospital de Kentucky. No obstante, esto no duró mucho debido a su pasión por la naturaleza. En 1963 viajó a África donde vió por primera vez a los gorilas y conoció al antropólogo Louis Leakey. Este encuentro le permitió a Dian comprender la importancia del estudio de los grandes simios para entender la evolución humana.

Leaky no dudó en pedirle a Fossey su ayuda. Así, Dian comenzó a ser parte de un proyecto para irse a vivir a las montañas de Zaire para estudiar una subespecie de gorila casi extinta: el gorila de montaña (Gorilla beringei beringei). Debido a los conflictos en aquel país tuvo que mover su punto de estudio al Congo y, después, a Rwanda. Ahí fundaría el «Centro de Investigación Karisoke» en 1967.
La ahora primatóloga comenzó a seguir los métodos de Jane Goodall, contemporánea de Fossey abocada en el estudio y protección de los chimpancés (Pan troglodytes): nombrar a cada individuo del grupo para así poder describir su interacción, salud y otros aspectos con más detalle. Al mismo tiempo, la primatóloga comenzó a copiar el comportamiento como sus gigantes compañeros; los acicalaba, imitaba sus sonidos, masticaba ruidosamente algunas de las plantas de la zona y jugaba con las crías. Con ello la científica logró ser aceptada en los grupos familiares que estudiaba. Esto le dió la oportunidad de entender a fondo su vida y borrar los mitos de la época que afirmaban que los gorilas eran criaturas violentas y sin lazos sociales.

Fossey estudió y protegió a los gorilas de montaña por 18 años. A pesar de ello, no pudo evitar algunos asesinatos trágicos. Entre ellos, marcaría su vida el asesinato de su gorila favorito, Digit, a manos de cazadores furtivos. A partir de ese momento, sus métodos de conservación hacia la especie se volvieron más radicales.
Desde el principio, Dian Fossey se hizo famosa por emplear “métodos poco ortodoxos” en su misión. Era conocida por tratar de espantar a las poblaciones humanas aledañas a su zona de estudio. Esto lo hacía para evitar la entrada de cazadores furtivos y pastores al parque. Sin embargo, ahora sabemos que la mejor estrategia para la conservación es que las poblaciones humanas de la zona participen en ello.

Además, los métodos que usaba Fossey le ganaron muchos enemigos. Sin embargo, también le permitieron que los ojos del mundo estuvieran sobre su trabajo y sobre los gorilas de montaña. Así, consiguió varios financiamientos, entre ellos, algunos de la National Geographic y apareció en reportajes internacionales. Como resultado, estaba logrando uno de sus objetivos: que era que el mundo supiera que si no protegían a los pocos gorilas de montaña durante el siglo 20, para el siglo 21 quizás ya estarían extintos.
Sus estudios fueron tan minuciosos y extensos que con la intención de darlos a conocer publicó el libro “Gorilas en la niebla” en 1983. En la obra narra todo lo que observó en esos años de estudio y cuenta sobre su relación con los gorilas. El libro se volvió tan conocido e importante que tan solo cinco años después de su publicación se creó una película basada en él y en la vida de la autora.

Desafortunadamente, su trabajo y sus métodos atrajeron más atención e incomodidad de la esperada. En la noche del 26 de diciembre de 1985 fue asesinada mientras dormía en su cabaña en las montañas. Su cuerpo fue hallado al día siguiente. Hasta nuestros días, la identidad del asesino permanece en el misterio. Las teorías apuntan hacía un ex estudiante de Fossey; otra hipótesis señala a los cazadores furtivos. Una tercera hipótesis señala a los cazadores furtivos pero ayudados por el gobierno de Rwanda, a quien ya comenzaba a molestarle la imagen que daba Fossey sobre la realidad del país.
El final de la vida de esta científica no destruyó su sueño. Hoy en día, gracias a todo lo que hizo, existen en libertad poco más de 1000 gorilas de montaña. Una enorme diferencia comparado con los 250 que existían cuando ella comenzó su investigación. El Centro de Investigaciones de Karisoke, actualmente, cuenta con más de 100 expertos en la protección del gorila de montaña y es la base del programa Dian Fossey Gorilla Fund para la protección de esta especie.

La última nota en el diario de Dian Fossey deja ver, de una forma casi poética, su último pensamiento horas antes de morir, y deja ver cuál fue su legado:
“Cuando te das cuenta del valor de la vida, uno se preocupa menos por discutir sobre el pasado y se concentra más por la conservación para el futuro”
Esperamos que te haya gustado esta lectura, si quieres conocer más sobre la vida de esta extraordinaria mujer a continuación te dejamos algunos enlaces donde puedes conocer más sobre ella y su trabajo. ¡Hasta la próxima!
- https://gorillafund.org/karisoke-research-center/
- https://historia.nationalgeographic.com.es/a/dian-fossey-defensora-gorilas_15022
- https://www.nationalgeographic.es/animales/2017/08/dian-fossey-la-cientifica-que-nos-enseno-amar-los-gorilas
- https://mujeresconciencia.com/2014/06/11/las-primeras-primatologas-ii-dian-fossey-apasionada-defensora-de-los-gorilas-de-montana-en-ruanda/
Un comentario en “Dian Fossey, la protectora de la niebla”