Los plásticos han sido de los inventos más beneficiosos para la humanidad. Es un material duradero, resistente, flexible e inerte que se usa virtualmente en todas las industrias del mundo. Desafortunádamente, las mismas cualidades que hacen de este producto una maravilla, lo convierten en una amenaza ambiental. Aunque la mayoría de los plásticos y la demás basura es generada en tierra firme, suele terminar en los océanos. Se estima que alrededor de 8 millones de toneladas de plástico entran al ambiente marino cada año y que actualmente los océanos ya tienen 150 millones de toneladas. De toda esta contaminación plástica, las ballenas y delfines son quienes sufren las consecuencias tanto por consumo de plásticos, como por enrredamientos.
Los cetáceos (Orden Cetartiodactyla) son un grupo de mamíferos marinos que se adaptaron a lo largo de millones de años para vivir exclusivamente en el ambiente acuático. Este grupo está compuesto de las ballenas barbadas (Suborden Mysticeti) y de los delfines, cachalotes, marsopas y zífidos (Suborden Odontoceti).
Uno de los primeros registros de animales por plástico fue en 1960, justamente en un cetáceo, una ballena jorobada fue observada enredada en una red. Desde entonces, los reportes por este tipo de problemas no ha cesado. Tan solo en este mes, se registraron tres ballenas minke muertas cerca de las costas de Inglaterra, dos se encontraban envueltas en redes de pesca, las cuales muy probablemente causaron su muerte.
Aquí en México se han observado casos de ballenas jorobadas y ballenas grises arrastrando redes de varios metros que si no hubieran sido atendidas por las autoridades y grupos de desenmalle, como el grupo RABEN, probablemente hubieran muerto. La Red Nacional de Asistencia a Ballenas Enmalladas fue creada con el propósito de socorrer mamíferos marinos que se encontraran enmalladas o enredadas en equipo de pesca en el Pacífico mexicano y el Golfo de California. Utilizan un protocolo creado por la Comisión Ballenera Internacional, han ayudado a grandes cetáceos en México desde el 2006, garantizando la seguridad de los animales y de los rescatistas.

Dentro del Golfo de California, en lo que se conoce como «el Alto Golfo», se han observado devastadores acontecimientos. Uno de ellos son los relacionados con la vaquita marina. Esta especie es delicada y su camino hacia la extinción ha sido afectado principalmente por el uso de redes ilegales y redes fantasma. En estos casos, las vaquitas marinas quedaban enredadas en estas trampas y/o redes, además de cuerdas que son plásticas. Lo que les impedía subir a respirar a la superficie.
Los odontocetos suelen tener otro problema con los plásticos, esto con los cachalotes y los zífidos, ellos se alimentan utilizando la ecolocalización y en completa oscuridad, no tienen la capacidad visual de diferenciar entre basura plástica y sus alimentos naturales, los calamares. Por este motivo, se han documentado casos en los que se varan cetáceos que murieron porque sus estómagos estaban llenos de plásticos.
En el 2019 se reportaron dos casos de odontocetos con un estómago lleno de plástico; el primero ocurrió en Marzo y fue el caso de un zífido de Cuvier que se encontró en las Filipinas y tenía 40 kg de basura en su estómago. Como no pueden digerir el plástico, no se pueden deshacer de él y terminan muriendo de hambre. El segundo sucedió en Diciembre, donde un cachalote encontrado en una playa de Isla de Harris, Escocia había acumulado 100 kg de basura plástica en su interior.

Es muy fácil para cada uno de nosotros tirar la basura y quitarse de preocupaciones, pero es importante no olvidar que ese plástico no va a desaparecer. Aunque los plásticos nos brinden muchas facilidades, es más responsable minimizar el uso de este y evitar su uso. De igual manera si se encuentran en el mar o en la playa y localizan un animal varado o muerto, es importante no tocarlo y comunicarse con las autoridades inmediatamente ya que solo ellos tienen el permiso legal y el conocimiento de como tratar con estos animales que además se encuentran en protección especial.
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