A lo largo de la historia de nuestro planeta, la temperatura ha ido aumentando y disminuyendo en un proceso oscilatorio que dura varios miles de años. Durante este proceso de cambio climático, las especies que viven durante estos cambios tienen la oportunidad de adaptarse a las nuevas condiciones en las que empiezan a vivir. Actualmente, el planeta se encuentra en un periodo donde las temperaturas globales empiezan a aumentar por encima del promedio. Sin embargo, está ocurriendo a una velocidad nunca antes observada y por lo mismo causando problemas a nivel mundial.
¿A qué se debe el cambio tan drástico de la temperatura del planeta Tierra en este siglo? Bueno, se sabe que desde los 1800s, la Revolución Industrial facilitó la vida del humano y empezó a utilizar recursos como el carbón, el gas natural y los combustibles fósiles de forma masiva y al estar quemando estos recursos se aumenta la liberación de gases a la atmósfera. Estos gases han sido llamados Gases Invernaderos porque al estar dispersos en la atmósfera, dificultan la liberación de calor que nos brinda el sol y se mantiene dentro de la capa atmosférica. Si el calor no se puede salir, la temperatura global aumenta y una de las consecuencias más devastadoras ha sido el derretimiento de los polos y los glaciares. Como los Polos presentan ecosistemas tan únicos, los animales que viven ahí se han especializado a una vida exclusiva de bajas temperaturas, poco sol e inclusive pocos recursos. Uno de los animales protagonistas en esta triste problemática es el majestuoso rey del polo norte, el oso polar.

El oso polar, de la especie Ursus maritimus, es el carnívoro terrestre más grande del planeta. Se alimenta principalmente de focas cuando salen a respirar en hoyos que ellas mismas hacen a través de la capa congelada del Mar Ártico. La forma en la que estos super depredadores cazan consta mayormente en esperar junto a los hoyos de respiración hasta que salga una foca y la puedan atrapar, pero para esto debe estar congelada la superficie del mar. Al aumentar la temperatura del planeta, la formación de la capa de hielo sobre el Mar Ártico disminuye, permitiéndole a las focas no depender de los hoyos de respiración y consecuentemente, obliga a los osos a caminar grandes distancias en busca de alimento e inclusive en ocasiones tienen que nadar. Ahora bien, el gasto energético que permite a un oso polar estar en este clima tan extremo es grandísimo. Se estima que un oso polar adulto consume 12,000 calorías al día tan solo para mentenerse vivo. Sumándole a este consumo diario, ahora tienen que moverse grandes distancias para encontrar su alimento lo que conlleva a un mayor gasto energético. Y como si no fuera poco, cuando nadan gastan aún más energía para mantener su temperatura corporal, porque un cuerpo mojado pierde calor más rápido que un cuerpo seco. En diciembre del 2017, una video publicado por la ONG Sea Legacy nos mostró una dura realidad en la que los osos polares pueden vivir. En este video se muestra un individuo que presentaba altos niveles de desnutrición buscando comida entre una pila de basura y chatarra. Aunque el video ha sido criticado por dramatizar o exagerar la situación en la que viven los osos polares, nos dio un vistazo de lo que podría suceder si las temperaturas siguen aumentando; un mundo natural hambriento que vaga desesperádamente en busca de comida en un lugar donde nunca encontrará.
¿Qué podemos hacer al respecto estando a miles de kilómetros de los polos? Como consumidores, tenemos el poder de elegir de donde provienen nuestros alimentos, de qué material están hechas nuestra ropa, nuestras cremas y nuestros artículos para el hogar. La mejor forma de minimizar tu huella personal de carbono es comprando cosas naturales y locales, ya que mientras más lejos esté la producción de tu producto, más se gasta en traerlo a tu casa. También podemos reducir nuestro consumo de luz en casa y el trabajo, el consumo del agua y de ser posible minimizar el uso de medios transportes que quemen combustibles fósiles. Apoyar las organizaciones y centros de conservación y hasta votar por un líder político consciente de la importancia del balance en la naturaleza. Debemos tomar una posición menos egoísta y percatarnos de como nuestras acciones afectan al planeta; sí es posible minimizar el cambio climático, pero es trabajo de todos para mantenerlo en armonía.