Bichos de biblioteca

Imagina que después de mucho tiempo encuentras el libro que te faltaba para tener toda la obra de tu autor favorito, lo adquieres en una edición especial, además. Quitas la envoltura plástica con cuidado; la pasta luce brillante, sin señales perceptibles de huellas dactilares, lo hojeas, es difícil despegar las páginas en ocasiones, porque aparentemente nunca lo han hojeado, desprende agradable olor a tinta nueva. Tu mejor amigo te acompaña en ese precioso momento, después de verte admirarlo, te pide que lo dejes darle un vistazo, mira su pasta y contrapasta, lo abre… lame su dedo índice y lo pega a la primera hoja de tu inmaculado libro (!!!)

Lo peor de este hábito no es que resulte desagradable de ver, sino que, algunas investigaciones indican que los libros pueden ser poco inocuos. Resulta que gran parte de los microorganismos tienen diversas enzimas que les permiten pegarse con facilidad a la celulosa y la lignina, (polímeros que componen el papel), agregando también que en ocasiones el ambiente en el que se almacena propicia para la incubación de bichos. Quizá esto no resulte de interés para los lectores de ebooks (que aun así deberían preocuparse por la higiene de sus dispositivos), esto va más a los usuarios de bibliotecas públicas. En 1911 por ejemplo, con el revuelo y la paranoia causados por la aparición de nuevas teorías en el área de la microbiología, empezó a considerarse a estos objetos como posibles vectores para múltiples enfermedades. Añadiendo también, que los libros son uno de los pasatiempos más convenientes para los enfermos, lo que favorece la acumulación de patógenos.

Imagen de microscopio de páginas de libro contaminadas con hongos del género Fusarium. Obtenida de: Microscopic Fungi Found in the libraries of Vilnius and Factors Affecting their Development (Lugausakas y Krikstaponis, 2004).

En un estudio realizado en Bibliotecas de la Universidad de Ibadan, Nigeria, en 2016  se encontró que los libros contenían en sus hojas bacterias como  Bacillus, Staphylococcus y Proteus, la mayoría de los agentes encontrados son responsables de enfermedades cutáneas y respiratorias, agregando que 17.5% de ellos eran resistentes al antibiótico ciprofloxacina y 75% a tetraciclina. Respecto a hongos, en la biblioteca de la Universidad de Sao Paulo se realizó una investigación al respecto, enfocándose en la influencia de dichos microorganismos en la salud de los bibliotecarios, encontrando que en 49% de los casos estos presentaban síntomas asmáticos o riníticos, algunos de ellos dando test positivos a 20 de los hongos más comunes en bibliotecas.

Buscando probar el efecto de los libros contaminados, en otro estudio se realizó un experimento en el que se extrajeron bacterias a partir de las partes más sucias de hojas de libros de una biblioteca pública, este fue posteriormente inyectado a cerdos de guinea, obteniendo como resultado docenas de cerdos muertos por tuberculosis, sepsis e infección por Staphylococcus.

Pero quizá el caso más sonado, fue el de los ejemplares de 50 sombras de Grey de la biblioteca Antwerp en Bélgica, investigadores de la Universidad Católica de Leuven, encontraron en sus páginas virus del herpes y trazas de cocaína, ambos en muy pequeñas cantidades aunque, esta última hubiese podido dar positivo a las pruebas de dopaje de algún lector descuidado.

Investigadores de la Universidad Católica de Leuven, en entrevista para Vice. Imagen de vice.com

Actualmente para mantener la higiene en las bibliotecas, se opta por mantener condiciones que eviten la contaminación y el deterioro de los libros, como almacenaje en temperatura y humedad no muy alta, así como ventilación adecuada. Algunos estudios sugieren el uso de tratamientos químicos y radiación, sin embargo, muchos de ellos no se utilizan porque comprometen la integridad de los materiales impresos.

Pero que no cunda el pánico, una persona promedio solo lee los libros (no los usa para preparar extractos e inyectárselos, por ejemplo) además, aunque existe un gran reservorio de bacterias en estos objetos, sería muy difícil que afectara a una persona que no estuviera inmunocomprometida, si cuando lees libros prestados tienes la misma higiene que cuando visitas áreas públicas o utilizas transporte colectivo no tendrías de qué alarmarte… Pero si por otro lado sigues teniendo desconfianza (o estás llevando clases de Microbiología o Epidemiología), en una entrevista para el New York Times la especialista en pesticidas Alicia Leytem, recomendó colocar los libros en una bolsa de lavandería e incubarlos media hora en una secadora para ropa, eso debería dejarte más tranquilo respecto a los libros prestados… lo que sí debería preocuparte es evitar rayar, romper, manchar, o lamerte los dedos para cambiar la hoja de los libros de tu amigo el bookworm, más cuando se trate de alguno de sus ejemplares favoritos.

Para saber más:         

Lugauskas, A., & Krikŝtaponis, A. (2004). Microscopic Fungi Found in the Libraries of Vilnius and Factors Affecting their Development. Indoor and Built Environment, 13(3), 169–182. doi:10.1177/1420326×0404527

Gambale, W., Croce, J., Costa-Manso, E., Croce, M., & Sales, M.S. (1993). Library fungi at the University of São Paulo and their relationship with respiratory allergy. Journal of investigational allergology & clinical immunology, 3 1, 45-50.

Hempel, M., Vaneet R.,  Rothwell A., Song, D.,( 2014). Bacterial and fungal contamination in the library setting: a growing concern?. Environmental Health Review, 57:9-15.

https://www.medpagetoday.com/meetingcoverage/asmmicrobe/58639

https://www.mentalfloss.com/article/71875/just-how-gross-are-library-books-exactly

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