Un paraíso, donde las heladas montañas, los campos verdes y la ciudad de Oslo, invitan a los viajeros a presenciar de un sitio increíble. Eso es Noruega, uno de los países del norte de Europa, que resulta notable, no tanto por su cultura milenaria y por sus sagas, sino porque, hace poco, se convirtió en un país donde la deforestación no existirá más.

¡Así es! Noruega lanzó una iniciativa que protege a su flora, evitando que la tala indiscriminada de recursos forestales termine con los pulmones de oxígeno que existen en el país nórdico, acción que les permite trabajar en conjunto con otros países para cuidar al planeta.

Lo que sucede en Noruega, es que su parlamento  tiene la responsabilidad de hacer que el gobierno ejerza la atención a la protección de la biodiversidad de la nación, cuando se trate de contrataciones públicas por medio de él. Debido a ello, en el ámbito internacional, Noruega, junto a otros países, propuso otorgar $250 millones de dólares para proteger los bosques tropicales de zonas como la Amazonia.

Estas medidas benefician a distintos ecosistemas, sobre lo que Nils Hermann Ranum, jefe de política y campaña de la asociación Rainforest Foundation Norway, una de las principales fuerzas de ese acuerdo, comentó para nation.com.mx:

«Esta es una victoria importante en la lucha para proteger la selva tropical. Durante los últimos años, varias empresas se han comprometido a detener la adquisición de bienes que pueden vincularse a la destrucción de la selva. Hasta ahora, esto no ha sido acompañado por compromisos similares de los gobiernos. Por lo tanto, es muy positivo que el estado noruego ahora esté siguiendo su ejemplo y haciendo las mismas demandas cuando se trata de adquisiciones públicas».

– Nils Hermann Ranum

Jefe de política y campaña de Rainforest Foundation Norway.

Noticias de esta naturaleza, hacen que la gente siga teniendo la voluntad de velar por el bien de los ecosistemas que forman parte de nuestra Tierra. El cuidado del medioambiente y su preservación, son algunas las grandes preocupaciones de los gobiernos del mundo, e iniciativas como las que propone Noruega, permiten un nuevo acercamiento a las políticas ecológicas a nivel global.