Cuando el científico Reed Richards, el piloto de aviación Ben Grimm, la novia de Richards, Sue Storm, y su hermano Johnny tomaron una nave experimental para ganar la carrera espacial a los rusos, los terribles rayos cósmicos convirtieron al cuarteto en seres con asombrosas habilidades. Ese día, nacieron los Cuatro Fantásticos, quienes juraron defender a la humanidad y profundizar en los secretos del universo mismo.
Stan Lee
Fantastic Four, 1 (1961).
La presentación de los Cuatro Fantásticos, creados por Stan Lee y Jack Kirby en 1961, no sólo fue el inicio de una de las historias de cómic más duraderas en el conocimiento de quienes coleccionan este arte, sino uno de los reflejos de las consecuencias de la Era Nuclear, en la cual había entrado el saber científico tras el final de la Segunda Guerra Mundial. Y es que, si nosotros podíamos crear una bomba nuclear y queríamos llegar a lugares fuera de nuestro mundo, ¿qué maravillas y secretos encontraríamos fuera de él? En esta historieta, son los rayos cósmicos los que dotan de habilidades sorprendentes a cuatro sujetos comunes y corrientes. Se abría así la imaginación a grandes posibilidades.

Radiación cósmica
Pero, en realidad, exponerte a estos elementos luminosos no va a provocar que te hagas invisible o te estires como una liga elástica. La radiación cósmica (o rayos cósmicos) son partículas subatómicas que proceden del espacio exterior y tienen una energía elevada debido a su gran velocidad, cercana a la velocidad de la luz. Se descubrieron cuando pudo comprobarse que la conductividad eléctrica de la atmósfera terrestre se debía a la ionización causada por radiaciones de alta energía.

Sólo imagínalo… ¡rayos increíblemente rápidos que no podemos observar con incluso el más avanzado equipo de medición de velocidad! Sabemos que están ahí porque los vemos como luces que iluminan algo, pero no sabemos el alcance de sus efectos o posibilidades.
De acuerdo con la historia de los Fantásticos, los tripulantes espaciales que serían los Cuatro Fantásticos no sufrieron sino cambios en su estructura de ADN, pero únicamente ahí y no hubo consecuencias perjudiciales para la salud humana. Sin embargo, el contacto con la radiación cósmica, como con cualquier otro tipo, puede provocar algunos efectos dañinos en el cuerpo humano, sobre todo en aspectos cardíacos: una sobreexposición a los rayos cósmicos puede, por ejemplo, provocar arritmias, las cuales son conocidas por provocar un elevado número de muertes.
¿Qué nos protege de la radiación cósmica?
La Tierra está expuesta todo el tiempo a la radiación cósmica, es natural. Y el Sol es una de las fuentes principales de radiación, debido a manifestaciones naturales como pueden ser las explosiones solares; éstas, debido a la presencia de manchas solares, afectan aparatos electrónicos en el mundo.
Si no fuera por la intervención natural de nuestro campo magnético, tales radiaciones, hace mucho que habrían ocasionado serios estragos en nuestro bello y pequeño punto azul pálido. Como si fuera una burbuja gigante, el campo magnético nos protege de las dañinas partículas que constantemente lanza el Sol.
La radiación cósmica es interesante y es una de las inspiraciones dentro de los relatos de ciencia ficción más comunes. El ejemplo de la primera familia de Marvel es tan sólo uno de los múltiples referentes que nos pueden servir para, ya una vez bien documentados, aprender sobre ciencias tan fantásticas como la física. Aun así, no estaría mal poder generar una fogata en el campo con un dedo, ¿verdad?
Un comentario en “Las energías del cosmos y sus feroces radiaciones”