Un genio oculto tras el frío de la guerra

Durante los primeros días de la carrera espacial y la encarnizada Guerra Fría, hubo un genio oculto que brindó las esperanzas y el conocimiento necesarios para llevar a la raza humana al espacio. Una mujer que se convirtió en la primera nativa americana en llegara a ser ingeniera de viajes espaciales: Mary Golda Ross.

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Mary Golda Ross. Imagen: time.com.

Orígenes y los primeros estudios

Nació el 09 de agosto de 1908 en la pequeña ciudad de Park Hill, Oklahoma. Hija de William Wallace y Marie Henrietta Monroe Ross, era la bisnieta del jefe cherokee John Ross. Cuando tenía 16 años, Mary Golda se inscribió la Northeastern State Teachers’ College en Tahlequah. Obtuvo una licenciatura en matemáticas en 1928, a los 20 años. Y se gradúo como maestra del Colorado State Teachers College de la Universidad de Greeley en 1938, asistía a «cada clase de astronomía que ella podía tomar».

Mary Golda Ross se convertiría en la primera ingeniera de origen nativo en Estados Unidos. Ella, junto con otros 39 compañeros, fundaron Skunk Works dentro de la empresa Lockheed Martin, trabajando en prototipos preliminares de diseño para los viajes interespaciales, los vuelos terrestres tripulados y los no tripulados. Además, realizó los primeros estudios sobre satélites orbitales, tanto para propósitos de defensa como para la demanda civil.

El sueño de volar

Cuando estudió en el Colorado State Teachers College en Greeley, para recibir su maestría en matemáticas, empezó a devorar vorazmente cada libro y conocimiento sobre las estrellas, esto la ayudó a descifrar parte de los misterios de volar. Al unirse a Lockheed Martin Aircraft Corporation en 1942, y poco tiempo después iniciada la Segunda Guerra Mundial, ella decidió unirse a esta batalla para aportar lo más valioso que tenía en aquel entonces: su conocimiento.

De esta manera, ella empezó a trabajar en aviones militares, particularmente el P-38 Lightning, un avión de combate que se acercaba a la barrera del sonido. Terminada la guerra, Ross volvió a estudiar en la Universidad de California, ahora en Los Ángeles, para obtener un grado en ingeniería aeronáutica. Comenzaba así su lucha para vencer las brechas entre hombres y mujeres que predominaban en la compañía. Se unió a una división secreta mientras trabajaba en Lockheen Martin Skunk Works en 1954; para aquel entonces fue la única mujer ingeniera entre los 40 empleados seleccionados para este grupo en particular.

Imagen alusiva a la carrera e imagen de Mary Golda Ross. Imagen: Massivesci.com.

 

La única mujer ingeniera del grupo

A pesar de que hoy en día las oportunidades tanto para hombres como mujeres son más equitativas, las mujeres que deciden emprender caminos profesionales muy similares a los de un hombre todavía encuentran señas y comportamientos de desigualdad. Esto nos pone a pensar: ¿qué tan difícil pudo haber sido para Mary Golda Ross sobresalir?

La verdad es que el trato de sus compañeros para ella, la única mujer en el grupo, fue la que hoy en día hace tanta falta en la mayor parte del mundo. Notemos, entonces, que no es el entorno, la raza o la posición social lo que determina el cómo te traten, sino los valores y virtudes que sembremos en los demás, esto es lo que dejará huella en este mundo para las siguientes generaciones.

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Imagen alusiva a las aportaciones de Mary Golda Ross. Imagen: NASA.

Después del conflicto bélico

Gran parte de su trabajo sobre cohetes y aviación todavía es material clasificado. Su trabajo durante el clímax de la Guerra Fría fue fundamental para trabajos relacionados a órbitas de satélites, así como el proyecto del cohete espacial Aegna, un componente crucial que ayudaría a la humanidad en dar el siguiente paso en la carrera espacial que llevaría al hombre al espacio, durante el programa espacial Apollo.

Otras más de sus importantes contribuciones se centraron en la coautoría del manual de vuelo de la Administración Estadounidense de la Aeronáutica y del Espacio (NASA), sobre viajes espaciales a Marte y Venus. Además, emprendió investigaciones sobre estos dos astros, las más sobresalientes fueron sobre misiles balísticos y de vuelo. También estudió cómo la presión causada por las olas afecta a los submarinos.

El legado

Mary Golda Ross, como pionera ingeniera nativa, dio mucha importancia a esta parte de su vida, luchó en pro de la igualdad de la educación para hombres y mujeres, así como también por la herencia del pueblo cherokee.

Mary Golda Ross
Mary Golda Ross. Imagen: blog.nmai.si.edu.

Después de retirarse en 1973, a la edad de 65 años, se concentró en la tutoría y la contratación de mujeres y hombres nativos americanos en el campo de la ingeniería, siempre desde su principio de vida fundamental: «para funcionar de manera eficiente en el mundo de hoy, usted necesita matemáticas, el mundo es tan técnico en la actualidad, que si usted planea trabajar en él, estudiar a fondo las matemáticas le permitirá ir más rápido».

En cada nominación de premios para la que era llamada y galardonada, siempre salía a relucir su humildad y modestia, así como su agradecimiento a sus compañeros de trabajo. En 1992 fue incorporada al salón de la fama del Consejo de Ingeniería de Sillicon Valey por su investigación pionera en sistemas de misiles balísticos, vuelos tripulados y no tripulados en órbitas terrestres, así como misiones de viajes espaciales interplanetarias.

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Mary Golda Ross en apoyo a la comunidad de nativos americanos. Imagen: blog.nmai.si.edu.

En 2004, el Museo Nacional de los Nativos Americanos, perteneciente al Smithsoniano, abrió sus puertas en Washington, con Mary Golda Ross vistiendo su vestido ancestral en una procesión con la mayor reunión de comunidades indígenas americanas en la historia. Ella murió en 2008, algunos meses antes de cumplir 100 años de edad. Parte de su legado fue una donación muy generosa de $400 000 dólares al Museo, destinados a ayudar a contar la historia de los nativos americanos. Chad Smith, jefe principal de la nación cherokee, dirigió unas palabras de despedida a Mary Golda Ross con las que dejó en claro que su legado perdurará por siempre: «esta mujer excepcional fue y seguirá siendo un gran ejemplo para cada uno de nosotros».

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