Tiburones: Guardianes del tiempo

¿Te imaginas a una criatura que haya surcado los océanos de la Tierra durante más de 400 millones de años? Existen. Los tiburones; estos imponentes guardianes del mar hicieron su aparición en el período Silúrico, mucho antes de que existieran los dinosaurios, las primeras plantas con flores e incluso algunas de las estrellas más brillantes en el cielo. Los tiburones más antiguos conocidos, los Dawnella, aparecieron hace aproximadamente 450 millones de años. A lo largo de su vasta historia, estos fascinantes animales han demostrado una increíble capacidad de adaptación, sobreviviendo a múltiples extinciones masivas y evolucionando hasta convertirse en los depredadores más formidables del océano.

Cladoselache fyleri, reconstrucción de uno de los tiburones más antiguos que se han estudiado, de hace 360 millones de años. Nobu Tamura (2015)

En julio se celebra el mes del tiburón en muchas partes del mundo, por lo que es el momento perfecto para sumergirse en el asombroso mundo de los escualos y descubrir algunos paralelismos sorprendentes que quizás nunca te pasaron por la cabeza sobre estas increíbles criaturas.

Más viejos que la Estrella del Norte

La Estrella del Norte, conocida como Polaris, no es la más brillante, pero resplandece orgullosa en la constelación de la Osa Menor, como un faro sereno en la vastedad del firmamento, guiando a navegantes intrépidos a través de los siglos. Su posición casi fija en el cielo marca el polo norte celeste (o geográfico) con su luz constante. Sin embargo, a pesar de su importancia y fama, mientras Polaris comenzó a formarse hace apenas 70 millones de años, una edad relativamente joven para una estrella, que pueden «vivir» durante cientos de millones e incluso miles de millones de años, los tiburones ya llevaban surcando los océanos durante más de tres cuartas partes de la vida del astro.

Polaris, la Estrella del Norte, se ve en el centro de esta imagen, que captura el movimiento de las estrellas alrededor del polo celeste norte durante varias horas. NASA/Preston Dyches

Más antiguos que los anillos de Saturno

Los tiburones también son más antiguos que los anillos de Saturno. Los estudios sugieren que estos majestuosos anillos se formaron hace entre 10 y 100 millones de años, probablemente a partir de la desintegración de una luna helada o un cometa que se acercó demasiado al planeta. Imagina que, mientras estos antiguos depredadores marinos nadaban en el mar, y si hubieran tenido una vista que les permitiera apreciar fenómenos astronómicos, podrían haber sido testigos de ese colapso cósmico y la creación de los anillos en el cielo. Tristemente su visión está adaptada para el mundo submarino, aunque la idea de que pudieron observar un evento tan grandioso en el espacio añade una dimensión fascinante a su ya asombrosa historia.

El mosaico de despedida de Saturno de la sonda Cassini. NASA/JPL-Caltech/Space Science Institute

Más antiguos que las Pléyades

Las Pléyades, también conocidas como las Siete Hermanas, son uno de los cúmulos estelares más brillantes del cielo nocturno y han sido prominentes en mitologías y culturas de todo el mundo. Situadas a unos 440 años luz de distancia, son una de las formaciones estelares más cercanas y estudiadas por los astrónomos a lo largo de la historia. Para los aztecas, por ejemplo, el inicio del año agrícola estaba marcado por la aparición de las Pléyades en el horizonte oriental justo antes del amanecer, señalando la llegada de la época de lluvias. Aunque su nombre sugiere solo siete estrellas, en realidad hay más de 1,000 en el cúmulo, aunque solo unas pocas son visibles a simple vista. Las siete estrellas más brillantes han inspirado numerosas historias y leyendas.

Sin embargo, a pesar de su esplendor y juventud, con una edad estimada de entre 100 y 150 millones de años, las Pléyades son mucho más jóvenes que los tiburones. Mientras estas estrellas recién formadas comenzaban a iluminar el firmamento, en la Tierra se vivía el período Cretácico, y los tiburones ya llevaban navegando por las aguas del planeta durante unos 300 millones de años, mucho antes de que estas estrellas comenzaran a brillar.

M45: The Pleiades Star Cluster/Robert Gendler

Más viejos que algunas nebulosas

Una de mis nebulosas favoritas es la Nebulosa de Orión (M42), que podemos encontrar si buscamos la constelación de los 3 Reyes Magos (aka, el Cinturón de Orión), hallamos los hombros y la falda del cazador, y bajamos a donde tendría su navaja de caza, formada por 3 estrellas visibles; la segunda estrella es la famosa nebulosa, que a mí siempre me ha parecido que tiene forma de ave en vuelo. Situada a unos 1,344 años luz de distancia, es un deslumbrante taller cósmico visible a simple vista y de impresionante belleza, y su cercanía permite un estudio detallado de los procesos de formación estelar, haciéndola un ícono en la investigación astronómica y una joya en el firmamento. Con todo y eso, ¡las nebulosas son de los objetos cósmicos más jóvenes!

Las nebulosas como la de Orión (M42) o la del Águila (M16), en la que se encuentran los famosos Pilares de la Creación, tienen entre 1 y 10 millones de años de edad. Estas nebulosas son regiones donde están naciendo nuevas estrellas, por lo que suelen ser bastante jóvenes. No obstante, la existencia de estas nebulosas es apenas un susurro en el vasto océano temporal comparado con la longevidad de los tiburones, que han patrullado los mares varios cientos de millones de años más que ellas.

Más antiguos que los árboles

«Más antiguos que los árboles» es un dicho por una razón. Incluso los árboles individuales parecen vivir para siempre, con algunos acumulando miles de años. Sin embargo, los árboles como tipo de organismo son una adición relativamente nueva a la Tierra. Las plantas aparecieron por primera vez hace unos 470 millones de años, con un poco de ventaja sobre los tiburones, pero los árboles primitivos no aparecieron hasta hace unos 390 millones de años. Antes de eso, las plantas estaban ocupadas evolucionando los sistemas de hojas y raíces que necesitarían para realmente establecerse.

Los primeros árboles eran pequeños, como se podría esperar, y se mantuvieron así durante decenas de millones de años. En ese momento, los niveles de CO2 y la temperatura promedio de la Tierra eran altos. Era demasiado caliente para que las hojas grandes realmente prosperaran, pero a medida que otras plantas consumieron ese CO2, los niveles bajaron hasta el punto en que los árboles y los bosques realmente pudieron… echar raíces.

Archaeopteris, una de las primeras plantas tipo-árbol de 400 millones de años de antigüedad. University College Cork (2022)

Más antiguos que los dinosaurios y que los continentes

Los tiburones también preceden a los dinosaurios. Los primeros tiburones aparecieron durante el período Devónico, hace 450 millones de años, mucho antes de que los dinosaurios dominaran la Tierra en el Mesozoico, hace aproximadamente 230 millones de años. Este impresionante linaje también significa que los tiburones han sobrevivido a múltiples eventos de extinción masiva que aniquilaron a muchas otras formas de vida en nuestro planeta.

Es más, los tiburones son muchísimo más antiguos que la formación de los continentes en su disposición actual, e incluso antes. La configuración de los continentes y océanos ha cambiado considerablemente a lo largo del tiempo debido a la deriva continental. La formación del famoso supercontinente Pangea comenzó hace aproximadamente 335 millones de años. Para entonces, los tiburones ya habían estado presentes en la por unos 115 millones de años. La longevidad de los tiburones, junto con su capacidad para adaptarse a cambios drásticos en el entorno, subraya su éxito evolutivo. Su existencia a lo largo de tanto tiempo y en tan diversas condiciones geológicas es un testimonio de su adaptabilidad y resistencia.

Fue muy interesante y sorprendente hacer esta comparativa temporal; a veces no nos damos cuenta de la magnitud del paso del tiempo hasta que comenzamos a poner en paralelo la edad de las cosas. Esta comparación resalta la asombrosa longevidad de los tiburones en contraste con la historia relativamente breve de varios de los cuerpos celestes más destacados, revelando cómo estos seres ancestrales pudieron haber presenciado cambios majestuosos en el cosmos mientras continuaban su travesía primordial en los mares de la Tierra. Así, lo que observamos en el firmamento nocturno invita a reflexionar sobre la vastedad del tiempo y la continuidad de la vida en nuestro planeta.

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