En los campos de la Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas, (STEM, por sus siglas en inglés), es más evidente la baja representación de mujeres, que en otras áreas del conocimiento. Desde que Marie Curie fue galardonada con dos Premios Nobel en 1903 y 1911, tan solo 17 mujeres han ganado esta presea en las categorías de física, química y medicina; de igual manera, el Premio Pritzker le ha sido otorgado únicamente a 5 mujeres; mientras que tan solo una mujer ha sido galardonada con la Medalla Fiedls. ¿A qué se debe esta brecha de género tan evidente?
Esta desigualdad no es una casualidad, son muchas las mujeres alrededor del mundo que a pesar de estar interesadas en las áreas STEM, no logran concretar su educación superior en dichas disciplinas. Pues, aunque 7 de cada 10 niñas están interesadas en estos campos, solo 3 culminan sus estudios superiores en alguna carrera considerada STEM. Tan solo en México, entre el 25 % y 29 % de matriculados en carreras de ciencias, ingenierías, manufactura y construcción, son mujeres. Esto no se debe a que no poseamos las habilidades para lograrlo, sino que nos vemos afectadas por el sistema en el que estamos inmersas, pues la discriminación, los estereotipos y las normas sociales, entre otros factores, impactan directamente en la educación y las oportunidades de las niñas y mujeres alrededor del mundo.

Las niñas y las mujeres son personas claves para crear soluciones para mejorar vidas y generar crecimiento ecológico inclusivo que beneficie a todos y todas. Ellas constituyen la población con mayor talento desaprovechado para convertirse en la nueva generación de profesionales STEM, por lo que debemos invertir para sacar a la luz ese talento.
Irina BokovaDirectora-General de la UNESCO
En uno de los intentos por darle un nuevo enfoque al problema de la brecha de género, surge la Paradoja de la Igualdad de Género en Educación STEM, un término acuñado por Gijsbert Stoet y David C. Geary en un estudio publicado en la revista Psychological Science, en el 2018, realizado con datos pertenecientes a 67 países y regiones, basándose en los resultados obtenidos en la prueba PISA (acrónimo de Programme for International Student Assessment), el índice de igualdad de género y la satisfacción general de vida.
En dicho estudio, los autores llegaron a la conclusión de que «los países con altos niveles de igualdad de género tienen algunas de las mayores brechas en educación STEM« , bajo la premisa de que en los países más desarrollados como Finlandia y Noruega, al existir una mayor seguridad económica, las mujeres prefieren no elegir carreras consideradas STEM, no porque posean capacidades y habilidades diferentes a los hombres, sino que simplemente «eligen no hacerlo», a diferencia de países menos desarrollados, en donde según los autores, apostar por una carrera en STEM parece una inversión segura y más atractiva.
La publicación de este artículo trajo consigo una gran controversia, surgieron una serie de comentarios tanto a favor como en contra de este hallazgo. Algunos expertos, que curiosamente son hombres, apoyaron esta idea, como el psicólogo clínico Jordan Peterson, quien en una entrevista, argumentó que las mujeres en general eligen mantenerse alejadas de los campos técnicos, debido a una falta de interés innata, ya que los resultados de los autores arrojaron que «los niños en promedio tenían fortalezas académicas personales en ciencias y matemáticas, y las niñas tenían fortalezas en la lectura y comprensión».
No obstante, otro grupo de investigadores la refutó totalmente después de tratar de replicar su estudio y no lograrlo, pues esto supone inconsistencias en sus cálculos. En este grupo, se encuentra la Profesora de Historia de la Ciencia y de Estudios de la Mujer, Género y Sexualidad de la Universidad de Harvard, Sarah S. Richardson, quien, en conjunto con otros investigadores, publicó un artículo en la revista Psychological Science como un comentario en el que cuestionan la legitimidad de las correlaciones que informan Stoet y Geary.

En su publicación, Richardson y su equipo argumentan que “los patrones culturales en torno al logro y las preferencias de las mujeres en STEM son increíblemente complejos y muy diversos en todo el mundo”, por lo cual no pueden ser determinados por un estudio reduccionista que solo considera a un sector de la población, con sistemas educativos diferentes y realidades distintas.
No es un secreto que existe una brecha de género en el mundo laboral y educativo a nivel mundial, pues el sistema en el que estamos inmersos mantiene subordinada a la mujer y aún en nuestros días, a algunas se les hace imposible incursionar en la vida profesional, y las que lo logran, se ven envueltas en una serie de dificultades por el simple hecho de ser mujeres. Actualmente, en América Latina, 50 % de las mujeres están fuera del mercado laboral, y existe una brecha salarial del 25 % (CEPAL, 2019), es decir, las mujeres ganan el 25 % menos que los hombres, por el mismo trabajo realizado. Esto aunado a los estereotipos entorno a las mujeres en STEM, la competencia entre el desarrollo de la vida profesional y personal, y el acoso por parte de compañeros, maestros y figuras de autoridad, crean una barrera difícil de escalar.
No obstante, debemos seguir trabajando para impulsar la participación de mujeres y niñas, no solo en STEM sino en todas las áreas del conocimiento, desde la educación preescolar y darle continuidad incluso en el mundo laboral.

Necesitamos estimular su interés desde los primeros años, para combatir estereotipos, capacitar a los profesores a alentar a las niñas a elegir carreras STEM, desarrollar planes de estudio que sean sensibles al género, orientarlas y cambiar ideas preconcebidas.
Irina BokovaDirectora-General de la UNESCO
El primer paso es darnos cuenta de que algo está sucediendo. Cambiemos el pensamiento que nos han incrustado acerca de que las mujeres no podemos ser exitosas académica y laboralmente. Acerquemos el conocimiento STEM a las niñas, cultivemos su creatividad y ayudemos a desarrollar sus habilidades. Probablemente el próximo Premio Nobel, Premio Pritzker o Medalla Fields, se encuentre entre nosotras.