Uno de los más grandes héroes de acción de aquí hasta mi próximo artículo es James Bond. Sí, el sr. Bond: ¡el más grande superespía del mundo! Uno e los personajes más sobresalientes de la cultura pop originado en Inglaterra. La obra maestra de Ian Fleming, creada en 1957, fue un parteaguas dentro de la literatura inglesa del siglo XX, debido a la popularidad del personaje, quien era una suerte de Superman del mundo del espionaje.
Tan enorme fue la popularidad de este hombre del espionaje británico que fue objeto de múltiples adaptaciones en otros medios fuera de los libros que lo presentaban: pero fue en el cine (y recientemente en los videojuegos) donde se volvió una figura de culto. De personalidad fuerte, sencillo, y un galán para las damas, es simplemente el más grande personaje ficticio inglés de la posguerra (eso si no incluyes al Dr. Who, los Thunderbirds o los Vengadores, quienes también son personajes de alta popularidad).
Pero mi nota no se centra en sí en reafirmar a James Bond como uno de los personajes más influyentes de la cultura del siglo pasado, sino en una de sus características más importantes y llamativas: su tecnología.
¿De dónde consigue esos maravillosos juguetes?
Aunque esta pregunta es una cita en sí del Joker de Jack Nicholson en la recordada película de Batman de Tim Burton, los que hemos visto las películas de Bond estamos de acuerdo en que si no fuera por M, el científico detrás del hombre, el superespía no tendría los aparatos más geniales en su lucha contra el mal.
Fleming y los estudios de cine fueron unos visionarios: puesto que la figura literaria del espía de alto nivel y con licencia para matar se enfrenta a peligros terribles, se requiere de aparatos y apoyos tecnológicos de sorprendente nivel para llevar a cabo hasta el final las misiones que se le han entregado y que debe cumplir en nombre de la Reina y el mundo.

Los avances de tecnología que los creativos de Bond nos presentaban en papel o en las películas estaban adelantados a su época, e iban presentándose y actualizándose a medida que los tiempos se presentaban.
Estoy seguro de que han visto de esos propulsores sensacionales que hay en algunos centros turísticos de montaña en época de invierno que dan velocidad a quienes practican esquí. Esta tecnología (precursora de la idea del jetpack) fue vista en una de las más grandes películas del personaje: Operación Trueno, donde el actor Sean Connery (uno de los más recordados intérpretes del personaje), escapa de uno de los más emblemáticos adversarios del Agente 007: Spectre, con un propulsor elevándose por los aires.
Sin duda, James Bond no solo es uno de los referentes culturales que siguen prevaleciendo a pesar del paso del tiempo. Es un personaje que se reinventa… que crece… que es actual. A medida que los avances tecnológicos continúan, el arsenal de James crece, y aunque aparecieron en sus películas el siglo pasado, el uso de tecnologías que hoy día son una realidad (como los jetpack, gafas y relojes inteligentes, o automóviles híbridos o controlados por un aparato celular), el personaje nos deleita con mucho. L
Las tecnologías que vimos con el 007 son solo algo de lo que hoy hace nuestras vidas más sofisticadas. ¿Qué otras sorpresas traerá Bond para nosotros en un futuro?